Un día
caminando por el parque note que un árbol había caído debido a una fuerte
tormenta. Al principio no le había tomado importancia a aquel árbol, sin
embargo, después de verlo ahí derrumbado en el suelo me genero cierta tristeza,
en donde había estado un árbol rebosante de vida ahora se encontraba un
terrible vació. A los pocos días fue totalmente talado y cortado en pedazos.
Los meses que le siguieron seguí viniendo, y para mi sorpresa, en el lugar de
aquel terrible vacío, donde alguna vez no había podido crecer pasto, ahora estaba
cubierto por vegetación.
En donde alguna vez hubo un árbol muerto rodeado de tierra seca, se generaba la
vida, como sí al morir tuviera algo más que ofrecer, un último regalo que dar. Como diciéndonos al oído: "la muerte no es el final de la vida, sino el inicio de una nueva". Por
eso creo que jamás morimos, y pienso que aún de la muerte se puede hallar la
esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario