Existen diferentes tipos
de obstáculos al momento de resolver un problema, sobre todo cuando miramos
hacia atrás y podemos ver que los obstáculos anteriores tenían soluciones casi
obvias o en realidad más sencillas de lo que en un momento podrían parecer.
Pero hay que tener en claro dos cosas: una, no teníamos los recursos necesarios
para poder enfrentarlos (conocimiento, dinero, madurez, etcétera) dos, teníamos
los recursos, pero no sabíamos utilizarlos. Lamentablemente, tener recursos y
saberlos utilizar son cosas totalmente distintas.
Podríamos saber mucho
sobre cómo reaccionar ante un sismo, pero es totalmente distinto el implementar
estos conocimientos, y es cuando estrellamos nuestra cabeza contra la pared,
preguntándonos: "¿Cómo es posible que
teniendo estos recursos, no pudimos hacerlo?" Sin embargo, nunca nos
dimos cuenta la separación abismal que existe entre tener algo y saberlo como
utilizarlo. Y tristemente esto nos genera culpa, culpa de ser conscientes de
tener todos estos elementos y sintiéndonos el ser más impotente y torpe por no
hacer lo que se supone se debe hacer. No te sientas culpable sí un día volteas
hacia atrás y te das cuenta del montón de vueltas y golpes de pecho que te
diste. Aquella problemática te dio lo que te faltaba, practicidad, valentía e
incluso experiencia para poder la próxima vez darse menos cabezazos frente al
muro.
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